Trasfondo Político

Desde finales de la guerra civil en 1948 la violencia en Colombia no se ha detenido. A mediados de la década de los años 60 del pasado siglo surgió una guerrilla izquierdista de grupos armados de campesinos. A fecha de hoy siguen luchando por la revolución. A mediados de los años 80 el gobierno – con la ayuda de la mafia de la droga – reaccionó creando grupos paramilitares, que asesinaron de forma sistemática a miembros de movimientos sociales, sindicatos y partidos de izquierdas.

Colombia es uno de los países del mundo con mayor número de personas desplazadas. Según los cálculos de Acción Social (la institución estatal colombiana de atención a la población en situación de desplazamiento), UNHCR y CODHES (la mayor organización Pro Derechos Humanos de Colombia) el número de desplazados en Colombia es de entre 7 y 7,5 millones de una población de aprox. 45 millones de personas. Abandonaron las zonas rurales por las urbanas por considerarlas seguras.

Para aislar a la guerrilla, el Ejército Nacional de Colombia, junto con la fuerzas paramilitares, despoblaron extensas áreas del país. A su vez, la guerrilla desplazó habitantes sospechosos de colaborar con el enemigo.

Los conflictos armados unidos al tráfico y a la guerra de la droga también forzaron a mucha gente a abandonar sus hogares.

Unos años atrás el gobierno colombiano puso en marcha un proceso de desmovilización de los grupos paramilitares ofreciendo una pequeña pensión a aquellos que dejaran las armas. Pero muchos de los que participaron en aquel proceso se hacían pasar por paramilitares, permaneciendo los auténticos aún activos.

Otros grupos supuestamente desmovilizados continúan realizando actividades ilegales. Así, los escuadrones de exparamilitares controlan ahora asentamientos de desplazados y barrios marginales mediante extorsión. La violencia persigue a los desplazados de las zonas rurales a las ciudades.

En los últimos tiempos también desplazan los paramilitares que habían entregado las armas de manera oficial a cambio de una pequeña pensión y de no ser juzgados. El requisito para no ser enjuiciados es que nadie haya denunciado sus crímenes. Pero, ¿quién mejor para hacerlo que los que los han sufrido en sus carnes? Así, los desmovilizados acosan en los campamentos a aquellos, que les podrían denunciar y desplazan a personas potencialmente peligrosas a las que denominan “objetivos militares”.

Recientemente, las grandes multinacionales han adoptado la utilización de éstos métodos de desplazamiento para imponer sus intereses en zonas en las que se explotan minas de oro o carbón o en las que se cultiva la palma africana.